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Luis Santos de la Garza, el abogado ciudadano

Centro Eugenio Garza Sada

César Salinas Márquez

Al Monterrey de hoy se ha llegado, fundamentalmente, por el extraordinario esfuerzo de sus habitantes realizado los últimos 90 años, particularmente sus valores espirituales.[1]

Luis Santos de la Garza, 1968

En septiembre de 2015, Luis Santos de la Garza acordó la donación de su archivo al Centro Eugenio Garza Sada, el cual da testimonio de su amplio legado al esforzarse a formar ciudadanía, fortalecer la democracia, promover la honradez en el servicio público, e impulsar leyes que beneficien a la sociedad.

El hombre y sus circunstancias

El Archivo Luis Santos de la Garza se compone por más de 1,500 documentos, fotografías y algunos objetos. Entre ellos hay imágenes históricas, correspondencia, escritos, artículos, notas, conferencias, discursos, borradores de leyes, y otros testimonios. A través del acervo puede constatarse una prolija carrera profesional de 70 años, desarrollada en campos como la abogacía, política, bancos, organismos intermedios, clubes de servicio y consultorías.

Nos dice, por ejemplo, que Luis Santos de la Garza nació el 9 de marzo de 1922 en Piedras Negras, Coahuila, siendo sus padres Luis Santos Bernal y Jovita de la Garza.[2] La familia se mudó a Monterrey dos años después, y luego de realizar sus primeros estudios, el joven ingresó a la Universidad de Nuevo León. A pesar de la insistencia de su padre para que estudiara Medicina, resolvió ser abogado, entrando a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales en 1939.

Luis Santos de la Garza, estudiante

Ahí obtuvo el título de abogado en 1945, y conoció a Eduardo Elizondo Lozano, quien sería su amigo y futuro socio. Una decisión de vida que Luis Santos tomó desde su juventud fue ejercer la abogacía de manera independiente, a pesar de las ofertas de empleo que recibió. Inició así una carrera profesional ininterrumpida, compartiendo su trabajo con la docencia en el Tecnológico de Monterrey.

Posteriormente, Luis Santos fundó en marzo de 1965 un despacho jurídico, junto con Eduardo Elizondo Lozano y otros socios. Cabe destacar que a más de medio siglo de su fundación, Santos Elizondo Abogados continúa como una de las firmas legales mejor posicionadas en el país.

Luis Santos de la garza y su socio y amigo, Eduardo Elizondo

En sus escritos, don Luis expresa un profundo cariño a su profesión, reconociendo que los mejores atributos que puede tener un abogado son:

inteligencia, capacidad, sentido de responsabilidad, honradez a toda prueba, lealtad para el cliente subordinada a no cometer nunca injusticias con la parte contraria, respeto para las autoridades, sin perjuicio de luchar denodadamente por la causa a su cargo, caballerosidad para el adversario y, en suma, una conducta apegada estrictamente a los más altos conceptos de ética profesional.[3]

Combates por la justicia

La labor de don Luis no se redujo a la de su propio negocio. Participó activamente en la vida política, social y económica de México. Fue Consejero y asesor de empresas industriales, comerciales y bancarias; Consejero y secretario de la Cámara de la Industria de Transformación de Nuevo León (Caintra), presidente de la Bolsa de Valores de Monterrey, Presidente del Centro Patronal de Nuevo León, y vocero de los entonces grupos empresariales nuevoleoneses.

Luis Santos de la Garza en el despacho Santos Elizondo

En estos puestos su participación política fue importante, sobre todo a partir de la desaceleración económica a finales de los 60, y la álgida relación entre el gobierno federal y los empresarios regiomontanos, sobre todo después del asesinato de don Eugenio Garza Sada en 1973. En medio de ello, don Luis Santos fue muchas veces la voz de la iniciativa privada, y asumió las consecuencias de sus palabras.

En noviembre de 1973, por ejemplo, el PAN postuló a Luis J. Prieto para ser alcalde del municipio nuevoleonés de San Nicolás de los Garza, y ganó la contienda. No obstante, las autoridades dieron el nombramiento al candidato del PRI. Sin embargo, Luis Santos intervino, y en un caso sin precedentes en el país, logró que se volviera a hacer el procedimiento, dando como resultado la cancelación de la credencial extendida para otorgar la alcaldía al verdadero triunfador, el candidato panista.

Luis Santos de la Garza en Convención del Consejo Regional del Partido Acción Nacional en Monterrey

Otro episodio fue en febrero de 1976, cuando el gobierno federal calificó de “traidores a la Patria” y “malos mexicanos” a los empresarios de Nuevo León por la realización de un evento celebrado en Chipinque (municipio de San Pedro), en el que supuestamente habían “conspirado” y “llamado a la rebelión contra el gobierno nacional”.

La respuesta del ejecutivo federal fue rápida y áspera. Como Presidente del Centro Patronal de Nuevo León, Luis Santos propuso la necesidad de expresar personalmente al presidente Luis Echevarría la inconformidad con esa actitud. La propuesta fue aprobada, y el 14 de mayo de 1976 una comitiva de empresarios y presidentes de cámaras de Nuevo León fue recibida en Los Pinos. Luis Santos fue el encargado de exponer el asunto ante un Ejecutivo Nacional que escuchó atentamente y cambió su actitud al respecto; incluso los invitó a comer.

Luis Santos de la Garza y Eduardo A. Elizondo

Los episodios mencionados revelan que la labor de Luis Santos de la Garza no se limitó solamente a juzgados y litigios, sino que fue una participación social activa, inquieta, concienzuda, propositiva, y en muchas formas combativa.

La carrera política

La carrera de abogado de don Luis es inseparable de la política. Aunque el partido “oficial” aseguraba haber surgido de la Revolución y representar sus objetivos, al joven Santos de la Garza le pareció que no cumplía con lo que el país ameritaba. En su lugar, estaba convencido de que se requería una revolución auténtica, pacífica y estructural. Por esta razón decidió navegar a contracorriente en el escenario político nacional, al inscribirse en enero de 1941, con apenas 18 años, al recién creado Partido Acción Nacional, respondiendo al llamado de quien llegó a convertirse en su amigo, Manuel Gómez Morin.

El propio Luis Santos nos cuenta por qué tomó esa decisión de vida a la que dedicaría más de tres cuartas partes de su existencia:

Tomé esa decisión, después de haber asistido a algunas conferencias de los fundadores del Partido que surgía, no con motivo de un inmediato proceso electoral para apoyar a un candidato a presidente de la república, como solía acostumbrarse, sino con una sólida doctrina social, como resultado de una responsable reflexión y análisis de un grupo irrepetible de jóvenes mexicanos idealistas, la mayor parte profesionistas y en especial abogados, de origen clase media, provenientes de distintos estados de la república, cuyas características coincidentes eran su generosidad, su inteligencia y un sentido de responsabilidad social para con la patria. Todos ellos, con don Manuel Gómez Morin a la cabeza, se encargaron, con su mensaje y actuación, de barbechar, sembrar buena semilla y fertilizar el campo cívico de México, entonces abandonado.[4]

Gómez Morin, de quien Luis Santos escribió un libro biográfico, tuvo una importante relación con los empresarios y profesionistas de Monterrey, y su mensaje “caló hondo” entre ellos. Desde el punto de vista de Santos de la Garza, el PAN debía limpiar la vida política de México, hacer que el voto se respetase e incorporar a la mujer a la lucha cívica.[5]

No debió ser fácil para don Luis y su generación competir contra el partido en el poder, ni dedicar tiempo y esfuerzo a contiendas desiguales en las que no solamente debían obtener el triunfo, sino luchar para que se los reconocieran. Por ejemplo, en 1943 el abogado impugnó el cierre indebido de una casilla en el municipio nuevoleonés de Hidalgo, en donde iba ganando el PAN, pero su alegato legal fue vencido por un poderoso argumento: la pistola que el representante del PRI puso sobre la urna.

La desilusión ante los fraudes electorales lo llevó a pensar en ya no postular candidatos, pero Gómez Morin lo amonestó diciéndole: “no se puede pasar del no voto al voto respetado, sin pasar por el voto violado”.[6] Entendió entonces que no se peleaba por el poder, sino por el civismo y la democracia.

Así, Santos de la Garza se unió a esa acción nacional de “mover las almas”, involucrándose a fondo en el PAN, a quien reconocía como “una escuela de democracia”[7], sumándose al escenario político por considerarlo un deber patrio, un diezmo ciudadano cuya intención es “hacer algo por México”. Esto, por supuesto, lo llevó a ganarse y genéricos motes de “conservador”, “reaccionario”, “oposición”, o el que le acuñó Santiago Roel: “mago porfiriano con sombrero de copa”.

Sin embargo, decidió entrarle al ruedo, “exponiéndose a los golpes y cornadas”, y ocupó algunos puestos como Síndico en el Ayuntamiento de San Pedro Garza García (1974-1976), Diputado de LXIV Legislatura del Estado de Nuevo León (1985-1988), Regidor en el Ayuntamiento de Monterrey (1992-1994), Senador de la República (1997-2000), Consejero nacional del Partido Acción Nacional (1998-2001) y Asesor del consejero jurídico del Ejecutivo federal (desde 2000).

Como oposición también tuvo gestiones relevantes. Siendo diputado en Nuevo León, por ejemplo, impugnó la Ley Electoral (Ley Fraude) expedida el 27 de mayo de 1987 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (OEA). Esta denuncia, identificada como Caso 10.180 (México), logró que el 22 de febrero de 1991 la OEA resolviera que dicha Ley era violatoria de los derechos humanos en materia política y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José) suscrito por México.

Luis Santos de la Garza en el despacho Santos Elizondo

El Gobierno Federal, a pesar de su renuencia, acató la recomendación de la Comisión, y el Presidente mexicano y los cuatro coordinadores de los Grupos Parlamentarios del Congreso de la Unión presentaron a la Cámara de Diputados una Iniciativa de Reformas a la Constitución Mexicana que implicó el cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión, la cual fue aprobada y publicada en el Diario Oficial el 31 de octubre de 1996.[8] Este fue el antecedente de la formación del Instituto Federal Electoral (IFE), el cual manejaría las elecciones fuera de las manos del propio gobierno.

Y qué decir de la postura controversial de don Luis Santos ante el FOBAPROA en 1998, muy distinta a la defendida por el gobierno federal y la iniciativa privada. Fue un duro crítico de que el gobierno hiciera pública una deuda privada, medida que catalogó de ilegal e inmoral, y que en su lugar propuso que el Estado adquiriera la deuda como socio, y paulatinamente recuperase la inversión, curiosamente tal como lo haría una década después el presidente estadounidense Barack Obama durante el rescate financiero.[9] La propuesta de Santos de la Garza fue impopular y se desestimó, no sin antes ganarse la enemistad de más de una figura de la vida política y económica del país, algunos de ellos correligionarios o clientes potenciales de su firma.

El Archivo Luis Santos de la Garza

Lo dicho hasta ahora es solo una muestra de la trayectoria de quien en su infancia vendía limones en el mercado Juárez, y cuyo primer empleo, a los 16 años, fue limpiando nueces en San Antonio, Texas, y que con el tiempo logró formar un legado digno de conservar. Sin duda, Santos de la Garza tiene un lugar entre los constructores de la democracia, quienes abrieron sendero al empoderamiento ciudadano, y su archivo personal es un testimonio permanente de ello.


[1] Archivo Luis Santos de la Garza (ALSG), Fondo Documental, “Discurso en conmemoración del 40 aniversario de la Sociedad General de Crédito, S.A., 1933”, expediente 9.

[2] ALSG. Fondo Documental, “Sobre Luis Santos de la Garza, 2001”, expediente 92.

[3] ALSG. Fondo Documental, “Escritos rumbo a la senaduría”, expediente 27.

[4] ALSG. Fondo Documental, “Escritos rumbo a la senaduría”, Op. Cit.

[5] Idem.

[6] Idem.

[7] ALSG, Fondo Documental, “Discurso de LSG en la convención del partido Acción Nacional, febrero 1944”, expediente 25.

[8] ALSG, Fondo Documental, “Recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA”, expediente 15.

[9] ALSG, Fondo Documental, “Documentos de LSG como senador de la República”, expediente 54.

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