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El gran libro del coro del Seminario Conciliar de México

El gran libro del coro del Seminario Conciliar de México

Edgar Caballero Gutiérrez

Biblioteca P. Héctor Rogel

En el acervo de la Biblioteca P. Héctor Rogel, del Seminario Conciliar de México, podemos encontrar una variedad increíble de títulos y publicaciones con una historia envidiable. Al indagar entre sus tesoros, en un mar de publicaciones con siglos de existencia nos encontramos con uno muy especial, misterioso y enorme. Un libro sin título, sin autor o editor, un gran habitante del fondo antiguo de esta biblioteca, pues guarda una importancia histórica ya que era usado decenas de años atrás para llenar de solemnidad y reverenciar las celebraciones litúrgicas.
Investigando por diversos lugares, leyendo y constatando con sacerdotes y profesores, se llegó a una primera conclusión de que, este ejemplar desconocido coincidía con uno en muchos aspectos. El contenido, la numeración e incluso los materiales son propios con el ejemplar Prontuario del cantollano gregoriano, para celebrar uniformemente los divinos oficios todo el año, así en las iglesias catedrales como en las parroquias y conventos de estos reinos, según práctica de la muy santa primada iglesia de Toledo, real capilla de S. M. y varias iglesias catedrales. Corregido de todo mal acento y otros defectos notados en los libros antiguos. Tomo segundo. Este data de 1799 y se cree que el libro de la biblioteca es del mismo año o uno aproximado.
Como se dijo anteriormente, el ejemplar que pertenece a nuestro acervo aún no está identificado al 100 % pero se seguirá trabajando en su comprobación para poder preservar su legado, no sólo físico, sino también su legado bibliográfico y que siga construyendo historia dentro de la iglesia mexicana, pues nuestra labor es honrar ésta de la mejor manera.
Al inicio, y como es obvio al observarlo, se dedujo que es un libro de música, pues en sus más de 800 páginas está lleno de partituras y cantos religiosos. Éstos están en latín (como se canta desde los inicios de la iglesia occidental). Con una rápida leída nos dimos cuenta de que son los cantos de todo el año de las fiestas católicas y así, con asesoría de varios sacerdotes y conocedores del tema, concluimos que es un libro coral, de canto gregoriano. Para entender su importancia habrá que remontarnos a los principios de la música dentro de la liturgia y del también llamado canto-llano, y de cómo éste se convirtió en la música por excelencia dentro de la Iglesia Católica.
Himnos litúrgicos

Para la liturgia cristiana los himnos se convirtieron en un canto a la gloria de Dios. El himno está, pues, relacionado con la música, van de la mano y son una forma de alabanza más romántica y llena de emoción, en la cual conectamos nuestra alma con la palabra y con Dios. La primera música cristiana sería la salmodia o recitación melódica de los salmos. San Ambrosio no sólo creó himnos, sino que estableció el canto ambrosiano, ofreciendo grandes recursos al ejecutante y docto, y es cercano a la sensibilidad popular. Hacia la misma época se empezó a organizar en canto romano, un canto perfeccionado y compilado después por el Papa Gregorio, canto que se ha llamado gregoriano y que pone música a los himnos Desde este punto comenzamos a conocer la importancia del canto gregoriano, pero aún hay algunos puntos más que hay que conocer antes de llegar al canto-llano, puntos que nos ayudarán a comprender la riqueza y variedad dentro de la liturgia.
 
Música y liturgia

El canto no es música pura, sino que se forma de la unión íntima de la palabra y la música. Por eso, la plegaria litúrgica que es también un lenguaje por medio del cual nos comunicamos con Dios, tiende naturalmente a revestirse de ropaje musical.
El canto gregoriano, del cual ya conoceremos su historia, es el canto sagrado, propio y principal de la Iglesia Romana. Es un canto propiamente litúrgico.
Este canto, efectivamente, en sí mismo es aptísimo para expresar los sentimientos religiosos del hombre: piedad, amor, dolor compasión, humildad, etc., y también para despertar esos mismos sentimientos en quienes lo escucha. Con la condición, claro está, de que sea correcta y artísticamente ejecutado. Y por eso la Iglesia lo adoptó desde hace muchos siglos para sus acciones litúrgicas, lo usa aún con tenacidad y lo prescribe como exclusivo para muchas ocasiones: uso de los ministros en el altar, así como las respuestas de los cantores y fieles al celebrante y a los ministros.
Por las cualidades que posee este canto tenemos la prescripción eclesiástica: no solamente puede ser utilizado en todas las acciones litúrgicas, sino que, en igualdad de circunstancias, debe ser preferido a los otros géneros de música sagrada.
Dentro de la iglesia existen algunas restricciones o prohibiciones con respecto al uso de la música; estas son:

  • Cambiar, de cualquier modo, los textos litúrgicos.
  • Alterar, de cualquier modo, el texto que se debe cantar.
  • Omitir palabras de dicho texto.
  • Repetir palabras de ese texto en forma inconveniente.
  • Dividir las sílabas, cortándolas.

Y después de conocer la importancia de la música, de los himnos (que evolucionaron de plegarias a cantos) por fin llegamos a la historia del canto gregoriano, del cuál aprenderemos su historia, sus inicios y su relevancia, pues el canto y la alabanza van de la mano para honrar y celebrar la unión del hombre con Dios.
El canto gregoriano. Inicios
Para iniciar, al canto gregoriano (o música harmónica, o canto-llano) se le conoce así porque distingue la diferencia que hay del sonido grave al agudo, subiendo o bajando, proporcionando la voz, según la mudanza de los sonidos; y llámase Canto-Llano, porque quitando el canto métrico, es más fácil[1].
Se le conoce también canto gregoriano, como vimos anteriormente, por haber sido San Gregorio Magno quien le dio forma, para que se pudiese cantar en la iglesia.
La figura de Gregorio el Grande, que se convirtió en el compilator antiphonari (compositor), llenó la distancia que se creó entre el uso romano y su reforma carolingia, y dio nombre al repertorio reelaborado y original que saldrá de ella, un compendio conocido como antifonario. Pero la creación de este no fue aceptado con facilidad dentro de Roma.
Es difícil imaginar lo que pudo representar para los cantores francos, germanos o aquitanos, la adopción de un nuevo antifonario. Porque no se trataba solamente de un texto, de un ordo litúrgico nuevo, sino de un repertorio de cantos particularmente extenso que había que adoptar íntegramente en todo el imperio.
El antifonario es un repertorio que forma parte integrante de un dispositivo litúrgico. Como fue el caso, sin duda, de las partes cantadas de la tragedia antigua, como sería el caso, más tarde, de la ópera y la cantata, las acciones cantadas están sometidas a un cierto número de convenciones formales, funcionales y semánticas. Éstas imponen un momento, un estilo, una estructura general, un ritmo de desarrollo, cierto grado de ornamentación, una extensión determinada, el número y la dignidad de los que intervienen, y por último, su contenido doctrinal o afectivo.
La calidad del canto se convierte en uno de los instrumentos que realzan la dignidad del Pontífice, del mismo modo, pero de forma más sutilmente decisiva, que las restantes ceremonias religiosas: procesiones, demostraciones de respeto, insignias y trajes, luminarias, incensaciones…
El gradual y el antifonario están relacionados con una organización litúrgica precisa que prevé la integración de acciones musicales de formas muy específicas en el desarrollo de la missa solemnis o del oficio de las Horas.

Libros Corales
Después de un tiempo, los cantos se aceptaron y se recopilaban en libros conocidos como libros corales, pues eran para su utilización dentro del coro para las celebraciones religiosas.
Los libros corales (cantorales, corales, libros de coro) son volúmenes de gran formato; contiene diversas partes de la misa y del oficio divino propias de cada celebración litúrgica.
Desde inicios del siglo XV se inicia un amplio movimiento de enriquecimiento y de renovación en las celebraciones litúrgicas. En las catedrales y en las colegiatas, en las abadías y en los monasterios, los antiguos libros manuales para atriles fueron sustituidos progresivamente por otros de mayor tamaño para los facistoles.
Libro del Coro (Seminario Conciliar de México)
Y en el transcurrir de este viaje, al conocer los inicios y las acciones que crearon varios movimientos dentro de la Iglesia Católica, regresamos de nueva cuenta al libro en cuestión, el ejemplar que nos inició en este caminar por la rica historia de la Iglesia y que trataremos de ahondar en sus detalles para que sea conocido y celebrado en su mérito, pues la historia que contiene es un cúmulo de factores y etapas dentro de la creación del canto gregoriano y su popularización dentro del catolicismo.
De gran formato, con piel de borrego y tapas de madera. Se realizaban de esta forma para que todo el coro pudiera observar las notas y cantaran al unísono. En esas épocas no se hacían libros individuales para cada miembro del coro, era necesario uno de gran tamaño (dependiendo también el número de participantes dentro del coro)
En este libro se incluyen todas las celebraciones del calendario litúrgico con sus cantos respectivos, ya sea en tiempo ordinario o fiestas. Una de las que llamó más nuestra atención fue, la fiesta de San Miguel Arcángel en la página 824 (29 de septiembre), con todas las oraciones y cantos dentro de este rito católico.
La fiesta de San Miguel Arcángel es muy particular pues no sólo se reverencia a San Miguel, sino que es en honor de todos los santos ángeles; la misa y el oficio honran con especial solemnidad a todos aquellos bienaventurados espíritus que tanto se interesan en nuestra salvación.
Se nos enseña que San Miguel preside el culto de adoración que se rinde al altísimo y ofrece a Dios las oraciones de las fieles simbolizadas por el incienso; esta de pie ante el altar.
Conclusión
Después de conocer la historia del canto gregoriano, de ser testigos de cómo a lo largo de la historia este tipo de música se ha convertido en la acompañante máxima de la liturgia, nos damos cuenta de la importancia de este ejemplar que aunque no cuenta con datos bibliográficos, cuenta con la información, los datos y la relevancia dentro de su estructura, un libro de coro de gran formato con partituras para celebrar las diversas e importantes festividades de la Iglesia Católica, su elaboración (para poder ser utilizada dentro de las misas y por el coro). Todo en este ejemplar es digno de mención y para nosotros es un honor tenerlo y hacerlo llegar por este medio a más personas para que se enriquezcan de su historia y se maravillen de valor, de su manufactura y de la belleza de su contenido.

 
Bibliografía.
Marcos y Navas, D. Francisco (177?) Arte, o compendio general del canto-llano, figurado y órgano, en método fácil. Madrid, España: Imprenta de Don Joseph Doblado
Beltrando-Partier, Marie-Claire (2000) Historia de la música. Madrid, España: ESPASA CALPE
Manzarraga, Tomás de (1968) La música sagrada a la luz de los documentos pontificios Madrid, España: Editorial Coculsa
Maldonado, Luis (1959) Música y liturgia. Comentario de la instrucción De música sacra Puebla, México: Dr. Luis Maldonado
Carrión Armero, Francisco Javier, L.C. (2015) “Traducción de tres himnos de la liturgia latina”. Revista Ecclesia, XXIX, n. 3-4, 2015- pp. 259-276
http://catedraldegranada.com/la-catedral/musica/libros-corales/
https://www.vaticanocatolico.com/iglesiacatolica/san-miguel-arcangel/#.W6PTgzx1Opp
Notas.
Fotos por Julián Eduardo López Mena
Biblioteca P. Héctor Rogel
[1] Arte, o compendio general del canto-llano, figurado y órgano, en método fácil, [177?], p. 1.

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