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Roque González Garza | Fondos Especiales de la Universidad Panamericana y Archivo y Fototeca del General Roque González Garza

Roque González Garza | Fondos Especiales de la Universidad Panamericana y Archivo y Fototeca del General Roque González Garza

Retrato de Roque González Garza | Inscripción manuscrita: "R. González Garza (rúbrica). México, D. F. mayo de 1915". | Universidad Panamericana. Archivo Roque González Garza. Fondo gráfico. Colección de Fotografía
Retrato de Roque González Garza

El general Roque González Garza nació el 23 de marzo de 1885 en Saltillo, Coahuila. Tuvo una infancia difícil ya que, a los nueve años de edad, sus padres, Agustín González y Librada Garza, murieron de tifo y sus hermanos mayores acordaron que fuera entregado a un tío materno, Tomás, residente en Cadereyta, Nuevo León, del cual Roque guardó muy malos recuerdos, ya que desempeñaba duras faenas para su edad, descalzo y con mala ropa. Uno de sus primos le enseñó a leer y escribir y, en la primera oportunidad, envió una carta a su hermano Federico para explicarle su situación.
Rescatado por sus hermanos, dos años después Roque volvió a la Ciudad de México, donde concluyó la Primaria y Secundaria para estudiar después en la Escuela de Comercio. Su hermano Federico, convertido en tutor y principal sostén familiar, tuvo que dejar los estudios de jurisprudencia para trasladarse a San Pedro de las Colonias, Coahuila, como jefe de la oficina local de telégrafos. Roque lo acompañó y, en dicha población ambos conocieron y establecieron una relación cercana –decisiva años después— con el joven y rico hacendado Francisco Ignacio Madero.
De nuevo en la capital del país, se empleó como meritorio en el Ferrocarril Interoceánico y aprendiz en la imprenta del periódico “El Imparcial”; recorrió a caballo los estados de Guerrero y Michoacán para vender, en abonos, máquinas de coser y en la ciudad de Durango trabajó como vendedor en la “Casa Julio Hildebrandt y Compañía”. Con apenas quince años, encabezó un paro entre los empleados del almacén para exigir mejoras laborales; a pesar de que el movimiento logró algunos beneficios para los trabajadores, el establecimiento quebró y Roque se empleó en “La Bella Jardinera” de aquella ciudad.
Decidido a probar nuevos aires, en 1902 viajó a Monterrey donde trabajó en la “Cervecería Cuauhtémoc”: empezó como limpiador de botellas, pero su buen desempeño lo llevó hasta colocarse como contador de la empresa. Sin embargo, fue separado de su cargo tras oponerse a firmar un documento de adhesión a la reelección del gobernador Bernardo Reyes.
Como vendedor de la compañía aseguradora “La Nacional” tuvo tal éxito que, hacia 1906, fue nombrado representante de la empresa en los estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas.
La agitación política que invadió al país desde 1908 tocó la sensibilidad del joven Roque, por lo que tomó parte activa en la campaña antirreeleccionista de 1910 como delegado y, en ocasiones, como mensajero personal de Francisco I. Madero.
Tras la huida de éste a San Antonio, Texas, en octubre de 1910, Roque decidió seguirlo para ponerse a sus órdenes; ahí recibió instrucciones de regresar a México para preparar el levantamiento en la región lagunera. Sin embargo, la fuerte presencia de tropas federales frente a los escasos rebeldes que acudieron al llamado, terminó por frustrar el plan. Roque abandonó de nuevo el país rumbo a Texas donde recibió la orden de reunirse con Madero en Nueva Orleáns, quien le encomendó embarcarse para Veracruz con el fin de facilitar el ingreso de Madero por aquella parte del país. Tras cumplir con el encargo, Roque se embarcó de vuelta a Nueva Orleáns, a donde llegó el último día de 1910.
El 11 de febrero de 1911, Roque entró al país por las proximidades de Ciudad Juárez. Con el grado de capitán, otorgado por Madero, formó parte del Estado Mayor que se uniría a un destacamento revolucionario con el fin de proteger el ingreso a México del jefe de la Revolución, dos días después. Poco después, durante la campaña baja las órdenes de Pascual Orozco, ascendió a capitán primero y, al término de la lucha, Madero le otorgó el grado de mayor.
Formó parte de la comitiva que acompañó al jefe de la Revolución en su marcha triunfal desde Piedras Negras hasta la ciudad de México; de hecho, fungió como comandante militar del tren presidencial. A su arribo a la capital, también le correspondió establecer el contacto entre Madero y el presidente provisional, Francisco León de la Barra, para que el caudillo pudiera dirigirse a Palacio Nacional.
Unas semanas después recibió el cargo de comandante de rurales; más tarde fue nombrado jefe de la Tercera Zona Rural que comprendía los estados de Jalisco, Colima y el territorio de Tepic, con sede en Guadalajara. El 6 de noviembre fue designado por Madero para mandar la escolta que lo acompañaría al Congreso para protestar como presidente constitucional.
Desde su fundación, se incorporó al Partido Constitucional Progresista bajo el cual participó en las elecciones para diputados de 1912 como candidato por el Distrito del Centro del estado de Coahuila. Ganó los comicios y el 2 de septiembre de ese año se presentó a la Cámara para integrarse a la XXVI Legislatura.
En febrero de 1913 se encontraba en comisión por Chihuahua cuando estalló en la capital el cuartelazo que pretendía derrocar el gobierno constitucional; Inmediatamente regresó a la ciudad de México al lado de Abraham González, gobernador de aquel estado. Durante el trayecto reclutó un contingente de 200 rurales con el que se presentó en Palacio Nacional el 11 de febrero para ponerse a las órdenes de Madero, quien le pidió que permaneciera a su lado y que entregara sus fuerzas al comandante militar de la plaza. Al mediodía del 18 de febrero, Madero fue hecho prisionero junto con sus acompañantes; durante las horas siguientes fueron liberados algunos de los cautivos, entre ellos González Garza.
Roque se reintegró a la legislatura, desde donde condenó el cuartelazo y los asesinatos de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez. La persecución por parte del gobierno usurpador hacia sus opositores y críticos no se hizo esperar y, a mediados de marzo, salió del país rumbo a San Antonio, Texas, donde, en unión con otros diputados y correligionarios, estableció una junta revolucionaria con el fin de luchar contra el régimen de Victoriano Huerta, teniendo como bandera la legitimidad del Poder Legislativo que ellos representaban.
Roque González Garza, Presidente de la Soberana Convención Revolucionaria, con su Gabinete Provisional | Universidad Panamericana. Archivo Roque González Garza. Fondo gráfico. Colección de Fotografías Roque González Garza, presidente de la Soberana Convención Revolucionaria, con su gabinete provisional. Aparecen en el siguiente orden: Joaquín Ramos Roa (1), ministro de Instrucción Pública; Ismael Palafox (2), ministro de Relaciones; Roque González Garza (3), Alfredo Guichenné (4), ministro de Gobernación; M. Mendoza López (5), ministro de Justicia, Carlos Patoni (6), ministro de Fomento; A. Casteli (7), ministro de Comunicaciones; Manuel Padilla (8), ministro de Hacienda; general Alfredo Serratos Amador (9), ministro de Guerra y Marina y Adalberto Hernández (10), ministro de Agricultura.
Roque González Garza, Presidente de la Soberana Convención Revolucionaria, con su Gabinete Provisional

Al enterarse de que el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, se había levantado en armas bajo el Plan de Guadalupe, el mayor González Garza regresó al país en abril de 1913 para unirse al nuevo ciclo revolucionario. Su primera entrevista con Carranza, en Monclova, fue más bien un desencuentro, pues el joven diputado hizo algunas observaciones al documento, mismas que el Primer Jefe rechazó. Carranza lo comisionó como agente revolucionario en San Antonio, Texas; al paso de las semanas tomó la iniciativa de formar un cuerpo de combatientes para ingresar a territorio nacional y unirse a la lucha. Cruzó la frontera a principios de junio, al mando de doce hombres y con el grado de teniente coronel que Carranza le ratificó, al tiempo que le ordenó entorpecer el paso de las fuerzas federales en el área de Piedras Negras.
Roque, al igual que otros antiguos maderistas, percibió cierta animadversión entre las personalidades más cercanas a Carranza. Reclamos, indiferencia, falta de apoyo, etc., fueron algunas actitudes que lo llevaron a separarse de las tropas carrancistas en septiembre de 1913. A finales de enero del año siguiente, se presentó ante Francisco Villa, quien poco después lo nombró presidente del Consejo de Guerra permanente con el grado de coronel. Participó en las siguientes campañas al lado del general Villa: Torreón, de la que escribió la crónica “La batalla de Torreón. Apuntes para la historia”; San Pedro de las Colonias; Paredón y, finalmente, Saltillo. Asimismo, participó en la toma de Zacatecas en junio de ese año.
Convertido en el hombre de todas las confianzas de Villa, lo representó en el llamado Pacto de Torreón, en julio de 1914, y, más tarde, en la Convención Militar Revolucionaria donde apoyó el desconocimiento de Carranza como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y respaldó la iniciativa para que la asamblea se declarara soberana. Asimismo, fue uno de los artífices de la entrevista que Francisco Villa y Emiliano Zapata sostuvieron en Xochimilco en diciembre de 1914 para pactar la unión de los movimientos populares que ambos encabezaban.
El 9 de enero de 1915 fue designado presidente de la mesa directiva de la Soberana Convención Revolucionaria y el 16 de enero, cuando el general Eulalio Gutiérrez, encargado provisional del Poder Ejecutivo, huyó de la capital, el general González Garza fue elegido para ocupar su lugar. Asediado por la presión de los ejércitos carrancistas, por la falta de recursos económicos, por la división entre villistas y zapatistas y por la enemistad de los representantes sureños, se mantuvo en el cargo hasta el 9 de junio siguiente, cuando fue sustituido por Francisco Lagos Cházaro.
Separado de la asamblea soberana, viajó hasta Chihuahua para reencontrarse con su jefe, Francisco Villa, a quien le solicitó lo enviara a Washington para unirse a la delegación que representaría a su facción en las Conferencias Panamericanas de Paz. Una vez allí, y tras la derrota de la facción villista, dicha comisión se convirtió en exilio.
En medio de penurias económicas, buscó suerte en Nueva York, en La Habana y en San Antonio, ciudad en la que finalmente se estableció a principios de 1918, donde trabajó como vendedor de autos y camiones de la “Lone Star Motor Track and Tractor Ass’n”; en septiembre de este año, contrajo nupcias con la Srta. Concepción de Garay.
En la primavera de 1920 se adhirió a los núcleos de conspiración formados en la frontera para apoyar la rebelión de Agua Prieta, que en mayo de ese año puso fin al gobierno y a la vida de Carranza; a principios de junio, Roque regresó a México. El haber apoyado dicho movimiento, y las buenas relaciones con José Vasconcelos y Antonio I. Villarreal, le permitieron reintegrarse a la vida política del país: se adhirió al Partido Cooperatista Nacional y, en 1922, consiguió ser electo diputado por el octavo distrito electoral del Distrito Federal. En 1923 decidió apoyar la elección presidencial de Adolfo de la Huerta, lo cual fue suficiente para que, a partir de entonces, su nombre fuera borrado de la clase política nacional. Más tarde, en 1929, también ofreció su apoyo a la campaña presidencial de José Vasconcelos.
El general González Garza se retiró a la Vega de Metztitlán, Hidalgo, en donde se dedicó a la agricultura, haciendo empeñosos esfuerzos para introducir el cultivo del algodón en esa zona. Sin desatender aquellas actividades, se dedicó a la venta de pólizas de seguros de la “Compañía Latinoamericana”. En 1932 se hizo cargo de la Oficina Federal de Hacienda en Pachuca, Hidalgo. Por ese entonces intentó, infructuosamente, que le fueran reconocidos sus grados militares; hasta 1940, bajo la administración del general Lázaro Cárdenas, consiguió su reingreso al ejército mexicano como general de brigada auxiliar. Unos años más tarde, en 1949, el presidente Miguel Alemán lo ascendió a general de división y lo nombró Consejero de la Legión de Honor Mexicana. En 1961 fue designado, por Adolfo López Mateos, Coordinador de Obras Públicas Federales en Vega de Metztitlán.
El general Roque González Garza murió en la ciudad de México el 12 de noviembre de 1962.

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