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Colección de opúsculos útiles y curiosos, impresos y manuscritos de Basilio Arrillaga

Biblioteca Eusebio Francisco Kino

Leticia Ruiz Rivera

El fondo antiguo José Gutiérrez Casillas, S.J. de la Biblioteca Eusebio Francisco Kino, custodia un acervo de gran riqueza de más de 22 000 volúmenes de libros impresos entre los siglos XV y XX. Dentro de esta colección se encuentra un pequeño fondo de libros que se presume pertenecieron al jesuita P. Basilio Manuel Arrillaga, un ilustre y polémico personaje que destacó en México en el Siglo XIX.

Basilio Manuel Arrillaga y Valcárcel nació en Ciudad de México el 1.º de julio de 1791. Hijo de un connotado abogado, siguió sus pasos y se convirtió también en jurista, se ordenó sacerdote e ingresó en 1816 a la Compañía de Jesús, recientemente restaurada. Las circunstancias obligaron al P. Arrillaga a tomar parte activa en la política del país ejerciendo algunos cargos políticos públicos, y a través de numerosas y variadas actividades, de las cuales destacan:

  • Miembro de la Junta de Imprenta del Ayuntamiento;
  • Diputado a las Cortes elegido por el Ayuntamiento;
  • Preceptor de los hijos de Agustín de Iturbide;
  • Bibliotecario de la Catedral de México;
  • Rector del Colegio Carolino de Puebla;
  • Director de la Biblioteca Nacional de México;
  • Catedrático en la Universidad de México y del Colegio de San Ildefonso;
  • Diputado y Senador de la República;
  • Consejero Honorario de Estado;
  • Presidente de la Comisión Legislativa de Instrucción;
  • Dos veces Rector de la Universidad Nacional y más de una vez fue Vicerrector;
  • Rector del Colegio de San Ildefonso;
  • Miembro fundador de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística;
  • Miembro de número de las Academias de Lengua e Historia;
  • Gran caballero de la Orden de Guadalupe.

Y en el ámbito eclesiástico:

  • Superior de la Provincia Mexicana de la aún dispersa Compañía de Jesús (1845), esforzándose por su supervivencia y reconocimiento. En 1851 fue nombrado Provincial;
  • Maestro de Novicios;
  • con financiamiento de padres de familia fundó el Colegio de San Cosme;
  • se hizo cargo del seminario Arquidiocesano de San Camilo;
  • Examinador Sinodal de la Arquidiócesis de México y Diócesis de Puebla.

Una de sus grandes fortalezas fue la claridad para escribir, discernir y rebatir, por lo que publicó numerosas obras de corte político respaldando la gestión del nuevo estado mexicano, para que la monarquía española no ejerciera injerencia alguna sobre la Iglesia mexicana o la pretensión del imperio mexicano de ejercer el derecho de patronato. Varios de sus escritos están firmados como “un mexicano”, aunque para los conocedores de su estilo y clarividencia no quedaba oculto quien estaba detrás de esa pluma.

Se puede decir que el P. Arrillaga destacó por su servicio a la Iglesia oponiéndose al liberalismo y al laicismo, y también sirvió a la nación pues durante el imperio se opuso al regalismo. Siendo rector del Colegio de San Ildefonso fue destituido por apoyar y defender a los obispos mexicanos contra Maximiliano. Fue encarcelado en 1867 acusado de estar en contra del imperio y por haber ejercido los cargos de rector en la Universidad Nacional y el Colegio de San Ildefonso. Murió el día 28 de junio de 1867, a pocos días de ser liberado de la cárcel.

A lo largo de su vida, el P. Arrillaga formó una vasta y rica biblioteca usando sus propios recursos para la compra de libros, o bien recibiendo donaciones de particulares.

“La historia de esta biblioteca hecha por el mismo P. Arrillaga en una exposición al gobierno el 27 de febrero de 1860 es la siguiente: “Cuando se suprimió aquí por primera vez la Compañía de Jesús el año de 21 [sic] no hubo la confiscación general decretada por Carlos III en el año 67 del siglo pasado. En consecuencia, el Sr. Virrey Apodaca nos hizo entregar lo que habíamos recibido del Colegio de San Gregorio y nos permitió sacar lo demás que habíamos llevado o adquirido. En virtud de eso sacamos los libros que había dejado en su testamento el Pbro. D. Mariano Arózqueta, capellán del Colegio de Niñas y los de los PP. Barroso, Castañiza y Márquez que habían fallecido en la Compañía, antes de nuestra supresión. Sucesivamente fallecieron los PP. Cantón, Amaya, Plaza y Mendizábal que todos dejaron libros. Otros muchos vinieron de Italia por un legado que dejó a esta Provincia un ex jesuita mexicano que murió allá. Sucesivamente han ido viniendo de Francia e Italia otros muchos; unos que nos han regalado los PP. de la Compañía y otros que se han hecho venir con dinero de la misma. Otros muchos hemos comprado los jesuitas en esta ciudad, pero todos después de haber hecho voto de pobreza y considerando ya el dinero, con que los comprábamos como de la Compañía; a la que, además, llevé muchos yo desde el año 16, cuando entré en el noviciado y se los doné en el de 18 cuando hice mis primeros votos repitiendo la misma donación, por instrumento que envié a Roma en el de 51… Posteriormente se agregaron los libros de los PP. que fueron muriendo, los que trajeron los que vinieron de Guatemala, los que trajeron consigo el P. Lerdo que vino de Roma, el P. Cornette que vino de Francia y los que aquí han comprado o adquirido por diversos regalos los PP. Rivas, Lyon, Icaza y Morales que casi todos están en mi poder…”, y el 7 de diciembre de 1865 agrega “Posteriormente he comprado aquí y hecho venir de Europa muchísimos libros cuyo valor he tomado del fondo común o de las pensiones que ganábamos todos en S. Ildefonso… Si no se considera, pues, la Compañía como existe será menester suponer este caudal dividido entre los sujetos que vivimos o indemnizar a dichos padres que con sus ganancias lo han formado”. (Decorme, 1921, p.38)

A su llegada a México primero como visitador, el P. Artola, quien se convirtió en el nuevo Provincial a la muerte del P. Arrillaga, relata en su informe al P. General:

“La biblioteca formada con los libros que se pudieron recoger de los antiguos padres y con otros recientemente adquiridos; y, como aquí son mucho más caros los libros que en Europa, dicen que se puede valuar en $40,000.00. Ya en nombre de V.R. recomendé al P. Arrillaga dejara debidamente arreglada la propiedad de estos libros, para que no quedara, en esta parte, defraudada la Compañía” (Decorme, 1921, p. 194).

Como lo menciona el mismo P. Arrillaga, el 15 de agosto de 1851 hizo la renuncia de sus bienes, entre otras cosas, de su biblioteca, la cual donó a la Compañía de Jesús. Sin embargo, la Provincia no pudo retener por completo la valiosa biblioteca, el P. Artola relata que “Durante las exequias…me avisaron que nuestra casa había sido ocupada por la autoridad civil y que estaban cerradas las puertas, se estaba haciendo un inventario. Esperé hasta el fin de la función, para no distraer a los presentes, luego corrí a casa donde, en efecto,  vi que se había hecho un simulacro de ocupación e inventario. A las 3 de la tarde, se presentó el Sr. Mateos… con dos testigos, para notificarme la intervención legal de la casa, muerto el P. Arrillaga sin heredero directo, había pedido la herencia [un sobrino] Basilio Arrillaga, el juez había reconocido su derecho y decretado la ocupación de la casa y de todo lo que había en ella, mientras se confirmaba legítimamente la sentencia y le daba la posesión… nosotros, aunque amigos del difunto no teníamos ya ningún derecho de ocupar la casa y retener lo que había en ella”. El P. Artola debió encarar al sobrino y al Sr. Mateos, haciéndoles ver el mal proceder del juez con el apresuramiento e improcedencia de la sentencia, además de que “era de todo punto indecoroso, estando en la calle próxima la salida del cadáver y de la comitiva para poder practicar, a solas y sin testigos, el registro” (Decorme, 1921. t. 2, pp. 228-229).

Pasado este amargo trago, la familia lejana del P. Arrillaga no volvió a intentar hacerse con sus bienes, ya que realmente era una familia devota de la Iglesia. Pero los padres Artola y Rivas no concluyeron los trámites necesarios para legalizar el testamento y tras casi un año de la muerte de don Basilio, la casa y la biblioteca fueron solicitadas por el sr. Ignacio Cortina, quien reclamaba legítimamente que la casa se había comprado a su nombre. En una nota del periódico Monitor del 30 de abril de 1868 se relata lo siguiente:

“A las 5 de la mañana, la policía sorprendió in fraganti delito, a varios miembros de la Compañía de Jesús en la calle de S. Lorenzo no. 24 y 25. Se dice que se les ha recogido una biblioteca que tiene más de 20,000 volúmenes y multitud de documentos de que sacará gran provecho la nación” (Decorme, 1921, p 231).

Se pusieron sellos en las habitaciones para que nadie pudiera ingresar, los jesuitas que allí vivían, entre ellos el P. Artola, fueron expulsados de la casa, la cual fue adjudicada al denunciante. El gobierno en turno recogió los libros y los trasladó al Templo de San Agustín, que ya albergaba a la biblioteca nacional. Se registraron 12,725 volúmenes que se valuaron en $ 16,187.36.

Sin tener certeza de quien le adjudicó el nombre, ni de cómo se retuvo esta fracción de la biblioteca del multicitado Arrillaga, la colección que se custodia en el fondo antiguo de la Kino está formada por un total de 134 volúmenes facticios, 37 en 8vo., 77 en 4to. y 30 en folio, con un promedio de diez piezas en cada volumen que suman 1300 títulos diferentes, en su mayoría con menos de 80 páginas, impresos principalmente en México, España, Italia y Holanda entre los siglos XVI y XIX, escritos en español, latín, francés e italiano y algunas obras en náhuatl. Cada volumen incluye un índice manuscrito de las obras contenidas en él. Los temas son variados: teología, derecho, política, religión, historia, apologética, filosofía, matemáticas, geografía y moral, por mencionar algunos. Como se señaló antes, la Colección lleva el nombre de “opúsculos útiles y curiosos, impresos y manuscritos”; los títulos siguientes sirven de ejemplos para honrar el nombre de “útiles y curiosos”:

  • “Crotalogía, o Ciencia de las castañuelas. Instrucción científica del modo de tocar las castañuelas para bailar el bolero y poder fácilmente, y sin necesidad de maestro, acompañarse en todas las mudanzas, de que está adornado este gracioso baile español, su autor el licenciado Francisco Agustín Florencio, impreso en Madrid en la Imprenta Real en 1792”.
  • Arte de trinchar y servir las viandas. México: imprenta de Mariano Galván Rivera, calle de Alfaro no. 8, se hallará en su librería, portal de Agustinos, 1826”.
  • “Guía para el conocimiento de monedas y medidas de los principales mercados de Europa, en las operaciones del comercio con una noticia de las dimensiones de las medidas de los aridos y agrarias que usan en los Estados Unidos Mexicanos. México: oficina de Ontiveros, 1825”.
  • “Esplicacion de las leyes y reglas para el juego del aljedrés [sic], sacadas del filidor y traducidas por un aficionado á este juego. México: imprenta del C. Alejandro Valdés, calle de Santo Domingo, 1832”.

Como lo mencionamos al principio, sin duda este fondo es de una gran riqueza pues contiene numerosas obras con cuyo estudio podemos conocer diferentes y variados aspectos de la vida cotidiana, política y social de México.

Referencias:

  • Cuevas García, Mariano. Historia de la iglesia en México. México: Porrua, 1992. 4 t.
  • Decorme, Gerardo. Historia de la Compañía de Jesús en la República Mexicana. Guadalajara: Tip. Lit. y Encuad. J. M. Yguiniz, 1921. t.2, Nota (1) en p. 38.
  • Gutiérrez Casillas, José, S.J. Jesuitas en México durante el siglo XIX. México: Porrúa, 1972.
  • López de Lara, Pablo, S.J. Los jesuitas en México: breve historia de cuatro siglos de la Provincia Mexicana 1572-1972. México: Buena Prensa, 2001.
  • O’neill, Charles E., S.J. y José María Domínguez, S.J. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Madrid: Universidad Pontificia de Comillas, 2001. 4 t.
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